Buscar este blog

17 de septiembre de 2012

El poder de las palabras

Cuenta la historia que en cierta ocasión, un sabio maestro se dirigía a su atento auditorio dando valiosas lecciones sobre el poder de lo que decimos, y el influjo que ella ejerce en nuestra vida y la de los demás.

"Lo que usted dice no tiene ningún valor" -lo interpeló un señor que se encontraba en el auditorio. El maestro le escuchó con mucha atención y tan pronto terminó la frase, le gritó con fuerza:

"Cállate, estúpido!! y siéntate, idiota"!!.

Ante el asombro de la gente, el aludido se llenó de furia, soltó varias impresiones y, cuando estaba fuera de sí, el maestro alzó la voz y le dijo: "Perdone caballero, le he ofendido y le pido perdón; acepte mis sinceras excusas y sepa que respeto su opinión, aunque estemos en desacuerdo".

El señor se calmó y le dijo al maestro: "Le entiendo, y también pido disculpas y acepto que la diferencia de opiniones no debe servir para pelear, sino para mirar otras opciones".

El maestro le sonrió y le dijo: "Perdone usted que haya sido de esta manera, pero así hemos visto todos del modo más claro, el gran poder de las palabras: Con unas pocas palabras le exalté, y con otras pocas le calmé".

Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huella, tienen poder e influyen positiva o negativamente. . .

Las palabras curan o hieren a una persona. Por eso mismo, los griegos decían que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio. Piensa en esto y cuida tus pensamientos, porque ellos se convierten en palabras, y cuida tus palabras, porque ellas marcan tu destino.

Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuando estés airado o resentido y habla sólo cuando estés en paz. Recuerda que las palabras tienen poder y que el viento nunca se las lleva.

Las palabras encierran una energía que bien puede ser positiva o negativa.

Recuerda: "Una cometa se puede recoger después de echarla a volar, pero las palabras jamás se podrán recoger una vez que han salido de nuestra boca".

Salmos 39:1 Yo dije: Atenderé a mis caminos, Para no pecar con mi lengua; Guardaré mi boca con freno...

7 comentarios:

Marilyn Recio dijo...

Excelente reflexión! Las palabras encierran un poder extraordinario. El silencio prolongado puede ser ofensivo.


Un abraXo!

MAJECARMU dijo...

Magda,nos dejas un excelente post,amiga...
En la palabra ponemos la buena o la mala energía del alma...Debemos ser conscientes de lo que decimos para no hacer daño,para seguir creando nuestro mundo y para tener paz interior...
Mi felicitación y mi abrazo inmenso por tu cercanía y buen hacer.
Feliz semana,amiga.
M.Jesús

Maribel G. M dijo...

Un relato buenísimo.
Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huella, tienen poder e influyen positiva o negativamente. . .
Como yo digo siempre,cada persona ha de ser consecuente con sus palabras y con sus actos.
Un beso

FIBO dijo...

Hay que pensar dos veces lo que se va a decir, antes que nos arrepintamos...un besote preciosa.

Beatriz Salas Escarpa dijo...

Qué belleza, querida Magda.
Un placer pasar por tu casa, como siempre.
Un fuerte abrazo.

MariCarmenblogs.com dijo...

Muy buena y reflexiva entrada, verdaderamente que la palabra tiene poder de desteucción o de construcción, por ello hay que usarla con cautela, pensar antes y siempre para hacer el bien, porque el viento no se las lleva, sino que calan en lo más profundo.

Un abrazo

icue dijo...

demuestras con tu magnifica entrada el gran poder de la palabra, pero eso si de una palabra reflexionada que permita recoger velas y establecer un dialogo.
Saludos cariñosos

Publicar un comentario