Una
de las más bellas oraciones de Jesús, nos dice el Evangelista San
Lucas, es la que realizó “lleno del gozo del Espíritu Santo” (Lc 10,
21). Así, lleno del gozo de la presencia del Espíritu Santo, Jesús
bendice al Padre, llamándolo Señor del cielo y de la tierra, y reconociendo que muchas verdades Él las oculta a los sabios e inteligentes, pero que las revela a los pequeños.
Así es su voluntad. Así como Jesús se llenó del Espíritu Santo para rezar, así nosotros necesitamos comenzar nuestra oración invocando al Espíritu Santo: “¡Ven Espíritu Santo! Enciende en mi alma el fuego de Tu amor!”.