Durante la consagración nos podemos unir íntimamente a Cristo que se está ofreciendo en el altar. ¿Qué valor tiene esta unión? ¿cuál es el fin de la misma? ¿qué frutos da?
Podemos decir que la unión con Jesús Eucaristía es un don en sí mismo. No necesitamos nada más. Ese es el fin. Si toda nuestra vida cristiana no nos lleva al encuentro profundo con Dios, no vale para nada.
Podrás
ser un catedrático en teología pero si no te relacionas con el Dios que
conoces no sirve de nada. Podrás donar tu tiempo a los pobres y
enfermos, pero si no descubres a Dios en ellos, caes en la filantropía.
Podrás cumplir a la perfección los mandamientos, pero si mediante ellos
no te encuentras con tu Dios están vacíos de sentido. Podrás recibir una
y otra vez los sacramentos, pero si no te unes a Dios a través de ellos se convierten en rituales sin valor alguno (1Cor. 13, 1-3).