La libertad, Sancho, es uno de los más preciosos dones que a los hombres
dieron los cielos; con ella no pueden igualarse los tesoros que
encierran la tierra y el mar: por la libertad, así como por la honra, se
puede y debe aventurar la vida.
No se nos otorgará la libertad externa más que en la medida exacta en
que hayamos sabido, en un momento determinado, desarrollar nuestra
libertad interna.
Hay quien pone en duda el porvenir del ideal de la libertad. Nosotros
respondemos que tiene más que un porvenir: posee eternidad.
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