No te olvides nunca que tu deseo de ser feliz y vivir una vida plena, debe de incluir la felicidad de los demás.
Cuando ayudamos a los demás, nos estamos ayudando a nosotros mismos.
No pienses: “Ayudaré a los demás”, sino: “Ayudaré a mis semejantes, a mi
mundo, porque de lo contrario no podré ser feliz”.
Ayudar a los demás ya no se trata de una cuestión pura y
exclusivamente de solidaridad. En nuestro camino personal de la y
auto realización descubrimos que estar al servicio de los demás nos
dignifica como personas nos acerca a nuestra propia búsqueda personal.
Creer que uno puede ayudar sin recibir la bendición por tal acto no es
una opción en esta vida. Te invito a que hagas una acción positiva por
cualquier persona, quizás algo tan simple como dar el asiento en el
autobús o regalar una sonrisa a alguien que lo necesita. Pruébalo y
verás cómo te siente tú realmente después de hacerlo.
8 comentarios:
Cuánta verdad hay en tu escrito.
Es nuestra obligación, la de todo ser humano porque nos debería dar vergüenza no tender la mano al que lo necesita.
Un beso mi querida amiga y buen fin de semana
Asíes, amiga, así es.
Ver a nuestro alrededor felicidad sincera, en familiares, amigos, conocidos o desconocidos, sin distinción alguna, ya que para todos llueve y sale el sol de igual manera, es motivo para sentirnos felices.
Un abrazo.
Ambar.
Amiga Magda;!ojala! todos piensen todos así-
Un abrazo
Amiga Magda;!ojala!todos pensaran así.
Un abrazo
Muy cierto lo que nos escribes, ayudando al prójimo nos hace sentir mejor!
Abrazos.
Me uno a tí, y también lo recomiendo...una acción al día, hara que nos sentimos mejor.
Un besote.
Que bonito Maagda. Ayudar a los demás es ayudar a Cristo
que esta en todos nosotros.
Un abrazo. Dios te bendiga.
Por naturaleza me gusta ayudar y ver la felicidad que provoco en esa persona. Sin embargo, me cuesta recibir, qué cosas...
Buen finde Magda, besos.
Publicar un comentario