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8 de julio de 2015

XIV Domingo del tiempo ordinario




Meditación: La debilidad


(Ez 2, 2-5; Sal 122; 2 Co 12, 7b-10; Mc 6, 1-6)
Nuestra naturaleza aspira a la seguridad, siente que sin ella no puede alcanzar metas importantes. Por lo mismo, rehúye el fracaso, la contingencia y la inseguridad.
Los estrategas de la economía, por ejemplo, se sientan a planear cómo ganar más, o cómo conseguir grandes resultados en sus inversiones, y huyen de cualquier signo de duda.
Y sin embargo, por propia experiencia, es en los momentos de mayor debilidad cuando la persona se abre a un conocimiento propio, de sí misma, que en ninguna otra situación alcanza.